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Amenazas ambientales para el planeta

6 amenazas ambientales para el planeta…humano

La Tierra tiene alrededor de 4.500 millones de años. Nuestra especie humana, Homo sapiens, habita en ella desde hace poco más de 300.000 años (un 0,006 %, lo que se conoce como un instante geológico) y representa una ínfima parte de toda la biodiversidad, cuantificada en aproximadamente 10 millones de especies (algunas de ellas ni siquiera descubierta aún por la ciencia).

 

Sin embargo, el desarrollo del cerebro y las habilidades asociadas al mismo, han facilitado nuestra dispersión y completa adaptación prácticamente en todos los rincones de La Tierra. Nos hemos convertido en la especie dominante de un ecosistema que se extiende por todo el planeta, el ecosistema humano. Pero ese dominio podría estar gestionándose de manera negligente, hasta el punto de que podríamos estar poniendo en peligro toda la biodiversidad y el propio planeta Tierra. Se nos advierte, en resumen, de que “nos estamos cargando el planeta”. Pero no nos estamos cargando ningún planeta.

 

La Tierra y el conjunto de su biodiversidad, siempre ha sufrido crisis ambientales. De hecho, solo a lo largo de los últimos 600 millones de años, se han identificado cinco episodios de extinción masiva. Y según dicen los expertos, podría estar comenzando una “Sexta Extinción” en la que la actividad humana estaría influyendo de forma activa. Pero, que nadie sufra por el planeta, ni por su compañera, la vida. Con toda seguridad ambos se recuperarán como lo han hecho anteriormente. Surgirán nuevas especies que se adaptarán a las nuevas condiciones ambientales y se reorganizarán en nuevos ecosistemas.

 

Aunque no todo van a ser buenas noticias. Esas nuevas especies vendrán a cubrir el vacío dejado por otras. Y ahí es donde los humanos podemos tener un problema, al tener muchas probabilidades de ser una de las especies que dejen un sitio libre. Incluso si no tuviésemos remordimientos por las especies que han tenido la mala fortuna de compartir nuestro tiempo, debemos saber que lo que Homo sapiens (o “no tan sapiens”) podría estar poniendo realmente en peligro, es su propia supervivencia como especie. Así que no. No nos estamos cargando el planeta. Lo que nos estamos cargando es, entre otra cosas, nuestro ecosistema, nuestro “planeta humano”.

 

 

Las principales amenazas ambientales para nuestra supervivencia

Por todo ello, hemos querido aprovechar el Día Internacional del Medio Ambiente, para recordar los principales problemas ambientales a los que estamos expuestos como especie, y que son una amenaza para el ecosistema humano y para la biodiversidad que le rodea. Detallamos a continuación las 6 principales amenazas ecológicas y qué podemos hacer nosotros para frenarlas.

 

1. Cambio climático y calentamiento global

Una de las principales amenazas es el cambio climático acelerado, que puede ser originado por distintas causas: variaciones en la energía que se recibe del Sol, erupciones volcánicas, circulación oceánica, procesos biológicos, etc.

 

Sin embargo la causa más devastadora tiene una influencia antrópica, es decir, depende de la acción del ser humano, debido sobre todo a la contaminación del aire por la quema de combustibles fósiles. En 2019 la OMS ha considerado que la contaminación del aire es el mayor riesgo ambiental para la salud.

 

Estos dos fenómenos alteran la biodiversidad  y geodiversidad de nuestro planeta y producen efectos como la subida del nivel del mar, el deshielo de masas glaciares, la extinción de flora y fauna, etc.

 

¿Soluciones?: Reducir drásticamente nuestra dependencia de combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero a través del uso de energías renovables.

 

 

2. Sequía

La desertificación y la sequía es un problema global que causa la pérdida anual de 12 millones de hectáreas de tierra productiva y que alrededor de 250 millones de personas sufran sus efectos, según datos de la ONU.

 

La desertificación es consecuencia del cambio climático y ambas amenazas se retroalimentan, rompiendo el equilibrio entre los recursos naturales y el sistema de producción socioeconómico.

 

El agua, en todos sus estados, es vital. Dependemos de ella tanto para beber como para alimentarnos y numerosas especies necesitan los ecosistemas acuáticos para vivir y, además, estos contribuyen a mantener las temperaturas globales y los niveles de CO2.

 

¿Soluciones?: Conservar las reservas estratégicas naturales de agua para poder sobrellevar periodos puntuales de escasez, la reutilización de aguas residuales o recicladas, concienciar a los individuos sobre el ahorro de agua, el reciclaje, optar por productos cultivados localmente y de temporada, promover modelos agrícolas y ganaderos realmente sostenibles, limitar la producción de agrocombustibles, impulsar el uso de energías renovables, limitar el empleo de sustancias químicas, etc.

 

3. Sobreexplotación de recursos

Los humanos llevamos toda nuestra existencia aprovechando los recursos que el entorno nos ofrece, pero las actividades descontroladas causan una explotación de recursos naturales excesiva y no permiten su regeneración.

 

La base de este problema es la proliferación de modelos económicos no siempre sostenibles. El modelo productivo actual está basado en la sobreexplotación excesiva, causando problemas sociales como el desequilibrio económico, el deterioro del medio natural, etc. Y esta cadena de consecuencias se retroalimentan.

 

Algunos de los principales ejemplos son:

 

La sobreexplotación de recursos minerales: la minería a gran escala también afecta a zonas con una elevada diversidad biológica y geológica. Conlleva  un elevadísimo consumo de agua y puede provocar contaminación del agua potable con metales pesados y agentes tóxicos.

 

Uso irracional del agua: desaprovechamos este indispensable recurso natural para nuestras vidas y lo gestionamos de manera altamente desigual a lo largo de nuestro planeta. Un uso racional del agua favorece permite aprovechar de manera eficiente este recurso renovable pero finito.

 

Sobrepesca: los intereses comerciales se anteponen a veces a la sostenibilidad, con una sobrepesca que arrasa con el fondo marino. Económicamente afecta a las comunidades tradicionales de pescadores que no pueden competir con las grandes flotas y en algunas regiones del Tercer Mundo también están siendo perjudicadas las poblaciones que tienen el pescado como principal fuente de alimento.

 

Necesidad y dependencia excesiva de la energía no renovable: los combustibles fósiles, además de contribuir al efecto invernadero, tienen un ciclo de formación de millones de años. Al ritmo de consumo actual, dejarán de ser económicamente rentables a medio plazo y terminarán agotándose, ya que no son renovables.

 

Cultivos masivos y ganadería intensiva: el impacto de la agricultura industrial masiva y de la ganadería intensiva provoca la degradación de los suelos y el uso masivo de productos tóxicos. Además, acentúa la precariedad de pequeños agricultores y ganaderos, en especial en países menos industrializados.

 

¿Soluciones?: Modificar paulatinamente nuestro modelo de producción, explotar los recursos naturales a nivel local mientras se fomenta la protección de la naturaleza, desarrollando así la economía de las comunidades locales, explotando los recursos de forma sostenible y permitiendo la regeneración natural de los mismos.

 

 

4. Deforestación

La destrucción de los bosques crece y continúa a gran velocidad, especialmente en países como África y Sudamérica. Sus causas, también antrópicas, son sobre todo la agricultura insostenible y la explotación maderera intensiva. También lo son  la minería y la explotación petrolífera.

 

Además, los árboles mueren debido a la contaminación, la sequía de fuentes hídricas cercanas y los cambios rápidos de temperatura.

 

¿Soluciones?: Proteger los bosques primarios (áreas forestales vírgenes que albergan una gran parte de la biodiversidad terrestre) mediante medidas gubernamentales reales que primen la conservación de la biodiversidad, y concienciar a la ciudadanía para adoptar un estilo de vida basado en un consumo responsable.

 

 

5. Contaminación por plásticos y otras basuras

La producción de plástico no deja de crecer y su uso amenaza con contaminar nuestro planeta, viéndose especialmente afectados los mares, ya que es el destino final para la mayoría de plásticos y basura. Su fácil dispersión y su lento proceso de degradación convierten al plástico en el principal enemigo de los ecosistemas acuáticos.

 

El uso del plástico está asociado también a nuestro modelo de consumo, puesto que en la mayoría de las ocasiones se emplea para envases de un solo uso.

 

Podemos observar el uso indiscriminado de plásticos y aluminio en todo tipo de envases, pero particularmente perjudicial son los microplásticos y los nanoplásticos, que están siendo ingeridos por animales marinos y aves, provocándoles bloqueos gastrointestinales, existiendo incluso evidencias de que han llegado al interior del ser humano transferidos a través de la cadena alimentaria.

 

Además de plástico, es destacable el aumento de la basura digital, es decir, la que generan los aparatos electrónicos una vez que dejan de tener una vida útil. Algunos de los componentes de los equipos electrónicos contienen metales pesados como Cromo, Plomo o Mercurio.

 

La principal causa de contaminación por todo tipo de basura es la ineficiente gestión de los residuos y la modelo de producción y consumo, ya que a mayor consumo, mayor cantidad de residuos y mayor probabilidad de que estos no sean gestionados de la forma adecuada.

 

¿Soluciones?: Aplicar la denominada regla de las tres erres que son reducir, reutilizar y reciclar. De esta manera limitamos la manera que tenemos de consumir y de gestionar los productos, pudiendo aplicarse a cualquier tipo de consumo. Además a nivel gubernamental lo ideal es fomentar medidas basadas en la economía circular, implementar sistemas de retorno de envases y aparatos electrónicos, prohibir el uso de microesferas de plástico y fomentando la innovación de alternativas que reduzcan el uso de plástico.

 

 

6. Especies invasoras

Las especies invasoras constituyen una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en el mundo, y también amenazan a la salud y a la economía.

 

La llegada de especies invasoras, tanto en flora como en fauna, tiene distintos orígenes: el cambio climático, la globalización, etc. estas especies que amenazan y destruyen los hábitats autóctonos pueden ser introducidas de manera accidental o intencionadamente, y después de un cierto tiempo, consiguen no solo adaptarse al medio, sino colonizarlo.

 

Si nos centramos en la Península Ibérica, los ecosistemas acuáticos están en riesgo especial, nuestros ecosistemas acuáticos albergan cerca de 200 especies exóticas invasoras entre flora y fauna y este número crece anualmente, sin embargo hay un elevado desconocimiento social acerca de este problema.

 

En el caso de la flora, podemos destacar dos amenazas acuáticas principales, el camalote, una especie que se ha adaptado a vivir en los cauces de nuestros ríos, especialmente en el Guadiana.

 

En el caso de animales acuáticos invasores destacaremos el siluro y el pez mosquito.

 

Y si concretamos en lo referente a especies de moluscos invasores en España  tenemos el preocupante mejillón cebra, una auténtica plaga en el río Ebro, la almeja asiática y el caracol manzana.

 

¿Soluciones?: partiendo de campañas de sensibilización ciudadana al respecto, es necesario la implantación, por parte de las administraciones públicas, de sistemas y procedimientos de prevención y alerta temprana que eviten la entrada y faciliten, en su caso, el control y erradicación de estas especies.