Moler alimentos para mejorar su digestión es una técnica que lleva empleándose desde la prehistoria: ya en el Paleolítico Superior había morteros o machacaderos, hechos con una piedra plana como soporte y una piedra de menor tamaño con la que se golpeaban semillas, frutos secos o sales. Estos fueron evolucionando hasta los molinos barquiformes o “de vaivén” del Neolítico, y posteriormente a los molinos rotatorios, que fueron una de las innovaciones tecnológicas más importantes de la Edad de Hierro, ya que permitieron reducir el esfuerzo físico y doblar la producción.

La roca empleada en la fabricación de piedras de moler debía ser la adecuada en cuanto a dureza y consistencia, siendo los conglomerados y areniscas de grano grueso del Sistema Ibérico muy demandados por sus cualidades. Solo en Soria se conocen una treintena de canteras, pero probablemente había más, ya que hacia mitad del siglo XIX había en la provincia unos 250 molinos.

En Trévago tiene su inicio el sendero de las Canteras Molineras, que nos muestra el patrimonio etnográfico, cultural y medioambiental de la zona, ya que esta localidad soriana cuenta con una importante cantera de piedras molineras que abastecía a varios pueblos de la comarca y de La Rioja. En 2012 nuestro equipo de consultoría realizó un control arqueológico en dicha cantera, ejecutando asimismo la limpieza y adecuación del terreno.

Además, también se realizó una guía sobre las canteras molineras al noreste de Soria. Pero aquí no terminan los trabajos de interpretación de la zona, ya que en ese mismo año, nuestro equipo de interpretación creó un centro de información sobre las canteras en un eco-museo.