Fue hallado en 2008 por integrantes del Grupo Aragosarus (Universidad de Zaragoza) durante una prospección y ha sido preparado en los laboratorios de Paleoymás mediante la combinación de técnicas químicas (inmersión en ácido) y mecánicas. La aplicación de la disolución química de la matriz ha permitido que los resultados sean excepcionales, ya que se han conservado numerosas láminas y aspectos craneales, que de otro modo es muy difícil observar.

El cráneo se encontraba alojado en una matriz de arenisca de grano grueso de color rojizo con cemento carbonatado. Debido a esta condición y a la extremada fragilidad del cráneo, se consideró que la mejor opción para la preparación fuera la inmersión en ácido, técnica con la que ya se han obtenido excelentes resultados en la preparación de los restos fósiles del recientemente descrito Arenysaurus ardevoli.

Durante el proceso, el ácido fórmico disuelve el carbonato produciendo la disgregación de la roca, sin dañar el resto óseo, al cual, previamente se le ha realizado una minuciosa consolidación. Este proceso es lento, pero seguro para la integridad del fósil, ya que tras cada fase de inmersión el hueso es cuidadosamente protegido y consolidado.