El equipo de consultoría en patrimonio cultural de Paleoymás se desplaza hasta Teruel para realizar prospecciones arqueológicas y paleontológicas en explotaciones mineras a cielo abierto en distintos puntos de la provincia.
Las explotaciones o minas a cielo abierto son aquellas que, como su nombre indica, tienen lugar en la superficie, a diferencia de las minas subterráneas. Son posibles cuando el yacimiento aflora a muy poca profundidad o en la misma superficie, y requieren la excavación de los terrenos que lo rodean. El material que no resulta aprovechable en dicha excavación se denomina estéril, y vuelve a depositarse en el hueco minero para recuperar los terrenos extraídos. En cambio, los materiales explotados, en este caso la arcilla, se aprovechan en procesos industriales, como la elaboración de productos.
Para verificar y garantizar que los trabajos de explotación y rehabilitación se realizan según lo establecido, antes de comenzar cualquier movimiento de tierras se debe desarrollar el análisis de distintos aspectos relacionados con el terreno en un Estudio de Impacto Ambiental, y posteriormente un Plan de Vigilancia Ambiental. Por ello se plantean diversos controles durante el transcurso de los trabajos, como prospecciones arqueopaleontológicas.
¿Cómo funcionan las prospecciones arqueopaleontológicas?
Las prospecciones de las zonas afectadas por el proyecto y realizadas por nuestros equipos de arqueología y paleontología comienzan con una revisión de trabajos bibliográficos, publicaciones científicas de la zona y revisión de manuales de historia, arqueología y etnología. También se consultan los datos referenciados en la Carta Arqueológica de Aragón y la Carta Paleontológica de Aragón, disponibles en los archivos de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, así como el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de los municipios afectados.
Finalizada la etapa de documentación, y una vez recibida la autorización del Gobierno de Aragón, se inician los trabajos de campo. Estos consisten en un barrido de la zona de afecciones, revisando el terreno de manera intensiva. En el caso de encontrar algún resto, estos se registran en un listado de elaboración propia con información relevante para dar aviso a las autoridades en caso de que sea necesario.
Por último, ya de vuelta en el gabinete, se elabora un informe final en el que se plasman los resultados de los trabajos llevados a cabo y se sacan las conclusiones pertinentes respecto a los hallazgos patrimoniales de la zona, si los hay.
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